Trump prepara una gira europea marcada por Rusia y las tensiones con la UE
Desde el próximo martes.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emprende el próximo martes una gira europea en la que deberá hacer equilibrios para promover un deshielo con Rusia sin empeorar la relación con sus aliados en la OTAN, en un clima de tensiones con la Unión Europea (UE) sobre el comercio.
Trump llegará la noche del martes a Bruselas para participar los dos días siguientes en la cumbre de líderes de la OTAN, antes de viajar al Reino Unido y concluir su gira el 16 de julio en Helsinki, donde se reunirá con el mandatario ruso, Vladímir Putin.
"El presidente cree que mejorar la relación con Rusia sería bueno tanto para Estados Unidos como para Rusia. Pero la pelota realmente está en el campo ruso y el presidente seguirá haciendo que Rusia rinda cuentas por sus actividades maliciosas", dijo este jueves a periodistas el embajador estadounidense en Moscú, Jon Huntsman.
Ese malabarismo entre la distensión con Rusia y el respaldo a la línea dura de la OTAN contra las supuestas amenazas de Moscú marcará el viaje de Trump, que se produce un mes después de que sus tensiones con aliados tradicionales como la UE y Canadá quedaran patentes en la cumbre del G7.
Los aranceles de Trump al acero y al aluminio han desatado un enfrentamiento comercial con esas partes y dicha tensión promete mezclarse con la generada por la insistencia del presidente estadounidense en que todos los miembros de la OTAN aporten al menos el 2 % de su Producto Interior Bruto (PIB) a la defensa común.
El mes pasado, Trump envió cartas a varios líderes de Estados miembros de la OTAN, como España, Alemania y Canadá, en las que exigía que aumentaran sus partidas para la Alianza y advertía de que la situación actual "ya no es sostenible", según el rotativo "The New York Times".
Los aliados europeos están, además, preocupados por los rumores de una posible retirada de los 35.000 soldados estadounidenses destinados en Alemania, aunque la embajadora de EE.UU. en la OTAN, Kay Bailey Hutchison, aseguró el jueves que no está al tanto de ningún plan que "pudiera cambiar" ese contingente.
Tras su llegada a Bruselas, Trump se reunirá el miércoles con el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, antes de participar en la cumbre.
El jueves por la tarde, se desplazará a Londres junto a su esposa, Melania, donde ambos asistirán esa noche a una cena de gala junto a la primera ministra británica, Theresa May.
El viernes, Trump se reunirá con May y visitará en el castillo de Windsor a la reina Isabel II, que desde 1952 ha recibido a todos los presidentes estadounidenses, excepto a Lyndon Johnson (1963-1969).
Trump pasará el fin de semana en Escocia, donde se espera que juegue al golf, además de prepararse para su cumbre con Putin en Helsinki, a donde llegará el domingo por la tarde.
El día 16, Trump se entrevistará con el presidente finlandés, Sauli Niinistö, antes de dirigirse a su primera cumbre bilateral con Putin, que consistirá en un encuentro a solas seguido de una reunión junto a sus respectivos equipos y un almuerzo de trabajo.
Se espera que ambos conversen sobre Siria y Ucrania y que Trump saque a relucir la presunta injerencia rusa en las elecciones que le dieron la victoria en 2016, un tema sobre el que el presidente estadounidense se ha mostrado escéptico y que ha motivado en EE.UU. una investigación federal sobre los lazos entre su entorno y Moscú.
También hablarán probablemente sobre la posibilidad de renovar durante cinco años más el tratado New START de reducción de armas nucleares, que expira en febrero de 2021.
El embajador estadounidense en Moscú no descartó este jueves que la cumbre pueda cerrarse con "algún acuerdo concreto", pero el objetivo principal es que Trump y Putin se conozcan mejor.
"Creo que el hecho de que tengamos una cumbre a este nivel, en este momento de la historia, es un logro de por sí. Un cambio de atmósfera puede cambiar muchas otras cosas", afirmó Huntsman.
Pero Trump se verá con Putin después de reunirse con otros dirigentes que esperan de él un discurso duro frente a actividades rusas como la supuesta intoxicación de dos ciudadanos británicos la semana pasada y que temen que su voluntad de deshielo con Moscú pese más que sus alianzas tradicionales.
EFE